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Efectos del estrés abiótico y factores bióticos en las interacciones planta-planta: implicaciones para el funcionamiento y la restauración de los ecosistemas semiáridos

dc.contributor.authorSoliveres Codina, Santiago
dc.date.accessioned2011-04-01T09:14:56Z
dc.date.available2011-04-01T09:14:56Z
dc.date.issued2010
dc.identifier.urihttp://hdl.handle.net/10115/5226
dc.descriptionTesis Doctoral leída en la Universidad Rey Juan Carlos en 2010. Directores de la Tesis: Fernando T. Maestre Gil, Adrián Escudero Alcántara y Fernando Valladares Roses
dc.description.abstractLas llamadas "tierras secas" (drylands) engloban todos aquellos ecosistemas de ambientes desde hiperáridos a secos-subhúmedas; representando en total un 41% de la superficie emergida del planeta (Millenium Ecosystem Assessment [en adelante MEA] 2005, Reynolds et al. 2007a,b; Fig. A1). Las tierras secas se caracterizan generalmente por tener precipitaciones escasas y variables, temperaturas aéreas extremas y una evapotranspiración potencial elevada (Noy-Meir et al. 1973, Whitford 2002, Reynolds et al. 2007b). Estas características ambientales hacen que estos sistemas tengan una baja productividad, que es altamente variable dependiendo de las condiciones de cada año y de una alta heterogeneidad espacial en la disponibilidad de nutrientes y la productividad vegetal (Whitford 2002). Pese a ello, las tierras secas representan una parte importante de la biodiversidad global (Convención para la Lucha contra la Desertificación 2005; en adelante CLD), y son el hogar y la fuente de sustento del 38% de la población mundial (Reynolds et al. 2007a,b). Los impactos antropogénicos (i.e. cambios en el uso del suelo, sobre-explotación de recursos, aumento de las infraestructuras) y el aumento de la aridez provocado por el cambio climático son algunas de las causas más importantes de la degradación de las tierras secas, comúnmente llamada desertificación (MEA 2005, Reynolds et al. 2005, 2007b). Un aumento del nivel de degradación implica una pérdida del funcionamiento y de los servicios ecosistémicos, afectando directamente al bienestar de una parte importante de la población humana (MEA 2005, Reynolds et al. 2007a). Una vez que una zona ha sido degradada, revertir estos cambios es difícil, ya que se requieren profundas transformaciones socio-económicas que afecten al desarrollo y manejo de estas áreas, inversiones sustanciales de recursos externos, y un profundo conocimiento de los factores que condujeron a la merma de la productividad y de funcionamiento ecosistémico (MEA 2005, Reynolds et al. 2007a,b). Un alto porcentaje de las tierras secas, hasta el 70% según la CLD, están amenazadas de degradación, mientras que un 10-20% de ellas ya están degradadas en mayor o menor grado (MEA 2005). Más de las dos terceras partes del territorio español pertenecen a lo que se define como tierras secas, y hasta el 36% de su territorio está amenazado por la desertificación, concentrándose la mayoría de este área en la mitad sur Peninsular (Ministerio de Medio Ambiente, Rural y Marino; Fig A1). Aunque no es la única condición, un mejor conocimiento sobre cómo funcionan los ecosistemas en las tierras secas, sobre los factores que afectan a su biodiversidad, y sobre cómo están respondiendo estos ecosistemas al cambio climático o a incrementos en las perturbaciones que les afectan, y que están asociados con motores de cambio global (i.e. herbivoría, incendios), nos permitirá desarrollar herramientas para prevenir y combatir la desertificación (MEA 2005, Reynolds et al. 2005, 2007a). Los ecosistemas naturales presentan un cierto nivel de resiliencia, de forma que pueden resistir cierto nivel de perturbación o incremento de estrés sin verse severamente afectados, y pudiendo recuperarse bajo condiciones ambientales promedio (Noy-Meir 1975, Westoby et al. 1989, Briske et al. 2003); el problema es que, una vez alcanzados los umbrales de resistencia de estos ecosistemas, éstos pueden sufrir cambios repentinos a estados severamente degradados, desde donde el retorno puede ser imposible pese a que las condiciones ambientales que provocaron el tránsito del umbral se modifiquen (Briske et al. 2003, Cortina et al. 2005, Kefi et al. 2007, Scheffer et al. 2009)...es
dc.language.isoenes
dc.publisherUniversidad Rey Juan Carloses
dc.rightsAtribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 España*
dc.rights.urihttp://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/3.0/es/*
dc.subjectGeologíaes
dc.titleEfectos del estrés abiótico y factores bióticos en las interacciones planta-planta: implicaciones para el funcionamiento y la restauración de los ecosistemas semiáridoses
dc.typeinfo:eu-repo/semantics/doctoralThesises
dc.rights.accessRightsinfo:eu-repo/semantics/openAccesses
dc.subject.unesco2506.04 Geología Ambientales
dc.description.departamentoBiología y Geología


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